Nelson Mandela: De Prisionero a Presidente

***Aclaración***

Esta publicación es una traducción del blog original de Brian Zahnd, su aportación me pareció buenísima y me di a la tarea de traducirla para poderla compartir con aquellos que no dominan el Ingles pero se encontraran en el post algo de bendición.

Pueden encontrar la publicación original en la siguiente liga: http://brianzahnd.com/2013/12/nelson-mandela-from-prisoner-to-president/

 

Nelson Mandela:

De Prisionero a Presidente

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Nelson Mandela
1918—2013

El Génesis termina con la historia de un prisionero que se convierte en presidente y le da a una nación un futuro basado en el perdón. Pero no es una historia que deba ser relegada a la historia ancestral. Estas cosas siguen pasando. La injusticia sigue ocurriendo y ocasionalmente grandes almas se levantan para guiar pueblos lejos de las calles sin salida de la venganza hacia un futuro que solo la reconciliación puede crear. La historia del prisionero que se convierte en presidente y le da a su pueblo un futuro basado en el perdón es la historia del patriarca Hebreo José. Es también la historia de Nelson Mandela.

La historia de Sudáfrica es una de las más tristes en la vergonzosa saga del colonialismo Europeo. Antes de que la historia de Sudáfrica diera lugar a la esperanza, primero dio lugar a un régimen racista que duro hasta la última década del siglo veinte. Después de siglos de explotación colonial, en 1948 el Partido Nacional Afrikáner (todos blancos) instituyo una política gubernamental de segregación y discriminación basada en el racismo —un sistema que extendía e institucionalizaba legalmente la ya de por si extensa practica del racismo. El sistema era conocido como Apartheid— una palabra Holandesa que significa “separación”. (Interesantemente, las palabras apartheid y Fariseo significan lo mismo.)

Bajo el apartheid, solo los blancos –10% de la población de Sudáfrica—tenían derecho a votar. Negocios, playas, puentes, restaurantes, teatros, hospitales y aun ambulancias estaban designados como “Solo para blancos”. Como parte de las brutales practicas del apartheid 600,000 no-blancos fueron removidos mediante la fuerza y reubicados para engrandecer el territorio “Solo para blancos”. El sistema del apartheid estaba diseñado para empobrecer a la mayoría negra y enriquecer a la minoría blanca. Protestas contra la desigualdad racial eran violentamente aplastadas. Activistas anti-apartheid eran arrestados. Un castigo típico para el activismo anti-apartheid eran los azotes públicos.  Durante los años del apartheid más de 40,000 negros fueron “legalmente” sujetos a la deshumanizante practica del azote público. Otros fueron encarcelados. Otros torturados. Otros simplemente desaparecieron. Y a través de todo esto la Iglesia Holandesa Reformada (solo para blancos) de Sudáfrica les aseguro a sus miembros que el apartheid era la voluntad de Dios. Pero el mundo sabía que esto no era así y eventualmente activistas internos, condenación internacional y sanciones económicas hicieron al apartheid insostenible. En 1994 el régimen del apartheid fue desmantelado y por fin los sudafricanos no blancos tuvieron la oportunidad de votar.

El fin del apartheid y el nacimiento de la democracia en Sudáfrica le abrieron las puertas a Nelson Mandela para entrar a la escena mundial. En 1964, a la edad de 46 años, Mandela había sido sentenciado a cadena perpetua como un activista anti-apartheid con el Congreso Nacional Africano (ACN). Dejado en libertad en 1990 después de 27 años de trabajo forzado en una cantera que casi le arruino su vista, Nelson Mandela tomo una decisión deliberada de volver a entrar a la lucha de Sudáfrica sin amargura y trabajo diligentemente con el Presidente F.W. de Klerk por una transición pacífica a un gobierno democrático. En 1993 Mandela y  de Klerk recibieron  el premio Nobel de la Paz. Un año más tarde Sudáfrica tuvo su primera elección democrática libre. Nelson Mandela espero 27 años antes de poder votar y ahora sus compatriotas lo habían elegido el primer presidente de la nueva Sudáfrica. El prisionero se había convertido en presidente. La increíble historia de José se había repetido. Y si había dudas sobre si el Presidente Mandela seguiría un curso de reconciliación o venganza, la respuesta se dio cuando invitó a su carcelero blanco a ser su huésped de honor a su inauguración presidencial.   

Pero que depararía el futuro a Sudáfrica? Muchos asumieron que habría un baño de sangre por represalias. Muchos asumieron que ahora sería un tiempo para que todos aquellos que habían sufrido de injusticia tomaran venganza con represalias violentas. Pero eso no sucedió. Sudáfrica sin embargo hizo una transición pacífica de un régimen racista a una democracia estable. Fue un verdadero milagro. Pero como se logro esto? Se logro a través   de una imaginación profética –atreviéndose a imaginar una nueva y creativa manera de moverse más allá de los errores del pasado. No ejerciendo venganza y no ignorando la justicia, mas por el camino de la justicia restaurativa; un camino nuevo que dio lugar tanto a la verdad como a la reconciliación.

Nelson Mandela entendió que los juicios similares a los de los crímenes de guerra Nazi después de la Guerra Mundial II partirían a Sudáfrica en pedazos. También sabía que si simplemente se olvidaban de las injusticias del pasado sería una injusticia aun mayor. Una injusticia a la verdad. En lugar de esto, Nelson Mandela creyó posible una tercera manera. No juicios como los de Nuremberg. Tampoco amnesia nacional, si no justicia restaurativa.

Guiar a la nación mas allá de las memorias toxicas del pasado que tenía la capacidad de envenenar el futuro, pero hacerlo de tal manera que no sacrificara la verdad, Nelson Mandela estableció la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Para liderar esta nueva manera de combatir la injusticia, el Presidente Mandela nombro al arzobispo Anglicano y compañero del galardón Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu como presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Fue el Obispo Tutu quien le dio al mundo la magnífica frase, “No hay futuro sin perdón.”

Aquí yace la brillantez y belleza, la sabiduría y la gracia, la imaginación y la creatividad de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Si una persona había cometido un crimen bajo el régimen del apartheid, esta  podía dar una declaración completa y publica delante de la comisión y recibirían amnistía completa por sus crímenes. (Crímenes sin confesar seguirían siendo sujetos a la justicia criminal convencional.) Y cuál fue el resultado? Más de siete mil personas hicieron su confesión y recibieron amnistía. Muchas de las  audiencias por amnistía se llevaban a cabo en iglesias. No puedo imaginarme un lugar más apropiado para que la verdad y la reconciliación prevalezcan y que amnistía sea otorgada que en una iglesia.

Otro aspecto del proyecto de la Verdad y Reconciliación era la oportunidad para que las victimas contaran sus historias. Poder contarle a la nación y al mundo lo que se había hecho con ellos en nombre del apartheid. Sus historias eran transmitidas por radio y televisión e impresa en los periódicos. Más de veinte mil víctimas contaron sus historias. Al hacer esto le dieron a la verdad la audiencia que por tanto tiempo le fue negada. Al pecado se le dio nombre y fue avergonzado y la verdad tuvo su día triunfal. De esta forma la justicia no se volvió sucia violencia, lo cual solo hubiera alimentado el nuevo ciclo de venganza. Pero tampoco se negó la justicia ni se olvido a las víctimas. Un tercer camino fue encontrado. El camino de la verdad. El camino de la reconciliación. El camino del perdón. El camino que le puede dar a una nación un futuro mas allá de la auto destrucción que trae consigo la venganza. La verdad y la reconciliación danzaron juntos y ninguna se negó. O como diría el salmista, “La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron.”  

Nelson Mandela encontró un camino para que una nación viviera la oración del Padre Nuestro. Una nación estaba orando, “perdona nuestras ofensas como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden.” Una nación estaba orando, “Venga tu reino, hágase tu voluntad, en la tierra así como en el cielo.” De una manera muy real el reino de Dios estaba penetrando. A través del camino de perdón Jesús una nación recibió un futuro que no podría haber tenido de ninguna otra manera. Esto es lo que soñó Amos cuando hablo de justicia corriendo como las aguas. Esto es, al menos en parte, lo que Jesús se refería cuando hablo de hacer discípulos en las naciones.  

La justicia restaurativa es el tipo de justicia de la que hablaban los profetas. Es el tipo de justicia que Jesús quiere traer a este mundo quebrantado. Este es el tipo de justicia que podemos ver si escogemos poner fin al ciclo de la venganza. Es el tipo de justicia que podemos ver cuando estamos más interesados en la restauración que en la venganza.

 

Dios bendiga a  Nelson Mandela.

BZ

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